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domingo, 17 de octubre de 2010

La Apariencia en estos Días

Por / Yenny Peguero
Santa Cruz de El Seibo.- Muchos son los que hablan de una sinceridad que en realidad ni conocen. Es una sinceridad aparente, solo aparece delante de los demás.  Sólo es una Sinceridad que aparece en el momento que se quiere ganar puntos con los demás. Sin embargo, la verdadera sinceridad se muestra en lo secreto, en donde solo Dios la ve y nadie más.


Es bueno saber que dice la Biblia acerca de este tema tan interesante en la sociedad y tan mal vivido en estos tiempos. El libro de Lucas nos redacta lo sucedido con dos personas que se presentaron en el templo para orar: Y refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, Jesús dijo también esta parábola: Dos hombres subieron al Templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, de pie, oraba en voz baja: "Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas". En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!". Les aseguro que éste último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado. Lucas 18: 9-14

Estas personas como vemos en este texto bíblico se presentaron tal como son. Primero El Fariseo, persona que aparentaba toda bondad y perfección delante de los hombres y delante de Dios sin ser lo que aparentaba. Segundo El Publicano, persona dolorida y abierta , mostrando lo que es sin importarle las críticas de los demás. Solo le importa ser cambiado de su vida mal vivida a una vida nueva y limpia.

Hoy en día, son más los fariseos que andan por las calles que los publicanos sinceros que quedan en estos tiempos. Cuando el ser humano aprenda a reconocer sus errores del diario vivir y no se compare como elo fariseo lo hacía, el mundo tendrá otro giro. El odio disminuirá y las contiendas desaparecerán. Cuando somos capaces de ver nuestros errores antes de señalar a los demás, terminamos perdonando a quienes de una forma u otra nos hicieron daño o nos traicionaron.

La Apariencia debe ser eliminada de nuestras vidas por completo, para que podamos ver el valor de las personas que nos rodean y los malos sentimientos sean quitados de raíz de nuestro corazón. Este es el tiempo de una nueva generación que reconoce la necesidad de abrirse a Dios tal como es. Acabemos con esas apariencias que nos alejan de las personas, que nos hace solitario y amargos sin amor.

Busquemos de Dios de corazón, despertemos y dejemos de mostrar nuestras obras delante de Dio; él ya la conoce, solo Dios necesita que nos humillemos delante de él y dejemos que él nos limpie de todo.

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